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En casa nos encanta
la New York cheesecake, de hecho es la primera receta que publiqué en
el blog (podéis verla aquí) así que el otro día se me ocurrió
preparar esta tarta partiendo del mismo relleno con ligeras modificaciones
y con una base y acompañamiento
diferentes ya que no tenía ganas de andar experimentando con recetas nuevas
y quería ir a lo seguro con una tarta
que no fuese empalagosa y que nos gustase a todos.
Me apetecía meterle algo de chocolate así que añadí
cacao a la base de galletas y una cucharada de azúcar para compensar su amargor
y además de decoración le puse chocolate blanco en escamas que le vino genial.
Quería gastar el resto de dulce de leche que tenía en
el frigorífico pidiéndome a gritos que me lo comiera a cucharadas cada vez que
abría la puerta así que se me ocurrió extenderlo por la base de la tarta antes
de verter la capa de queso para que fuese una sorpresa al cortarla.
Lo mejor de todo es
que es bastante fácil de preparar, el relleno por ejemplo van todos los
ingredientes batidos juntos en una fuente y listo. El baño maría no es nada
complicado así que no os dejéis asustar… lo principal es asegurarse de que el
molde está bien protegido de posibles entradas de agua, lo cual se consigue
envolviéndolo con varias láminas de papel de aluminio o metiendo el molde
dentro de otro molde que no sea desmontable.