Pesto verde - Green pesto

Recipe in English here

La albahaca es una hierba aromática, originariamente procedente de Asia, muy usada actualmente en la cocina mediterránea. Yo todos los años siembro una maceta en primavera y luego tengo durante todo el verano albahaca fresca, para usarla en salsas o ensaladas. 

 

Una de las salsas que más me gusta es el pesto verde siendo su ingrediente estrella  la albahaca. Me gusta tanto que lo uso para canapés, pizzas, pasta, untado en tostadas etc... Poco a poco iré subiendo ideas para su uso.

Si hacéis mucho se puede congelar en cubiteras para ir usándolo más adelante… aunque yo prefiero preparar poco y gastarlo pronto.

Ingredientes para cada 100 g  (con esto basta para una pizza por ejemplo)

20 o 30  g de hojas de albahaca fresca  

75  ml o 50  g  de aceite de oliva virgen extra, es importante que sea de calidad.

1 diente de ajo pelado y troceado

Queso parmesano rallado 30 g (u otro queso viejo que tengamos)

10 g  de  piñones pelados

1/4 cucharada de Sal gruesa  (ojo con la sal en principio,  siempre se puede añadir más luego si nos gusta más salado).

Preparación

Blanquear o escaldar  significa cocinar parcialmente algo para preservar su sabor y color. Si queremos que este pesto conserve su color verde brillante más días  hay que blanquear las hojas de albahaca antes de hacerlo. En cambio si lo vais a usar inmediatamente, podéis saltaros este paso.

Para blanquearlas pon una olla con agua a hervir y prepara  un bol con hielo en el que quepa un colador

Cuando el agua comience a hervir sumerge en ella el colador con las hojas de albahaca, unos 15 segundos y remueve bien con una cuchara de madera para que las hojas se blanqueen uniformemente. 

Saca  el colador y mételo inmediatamente en el bol con hielo,  para parar de este modo la cocción.

Escúrrelas bien con las manos, sácalas del colador y sécalas con papel de cocina. Reserva.

Pesto:

Pon  todos los ingredientes en la batidora  y bate hasta obtener una pasta uniforme.

Conservar en un frasco de cristal bien cerrado, en el frigorífico (hasta una semana) o en el congelador (seis meses).