Manteca “colorá” con lomo de cerdo

Si hay algo que me pierde y que estoy deseando que llegue el otoño para preparar es la manteca “colorá”. Eso de levantarse en fin de semana sin prisas prepararte tu tazón de leche  y sentarte tranquila a comerte un mollete tostado es que no tiene precio!  Eso sí luego hay que irse a correr al parque para bajarlo porque si no el colesterol… por eso mismo sólo ha hago una vez al año para quitarnos el gusanillo y ni una más.

En mi casa se echa la misma cantidad de manteca que de carne (por 1 kg de manteca 1 kg de carne)  porque nos gusta que lleve carne… de hecho  recuerdo que de peque me ponía a excavar en la manteca con el cuchillo buscándola, haciendo lo que mi madre llama “cuevas”, hasta que me pillaban y me caía la regañina de turno, ya que parecía que un topillo había atacado a la manteca… y claro no era plan.

Aclarar que mi abuela y mi madre siempre han puesto el pimentón de primeras, pero algunas de mis vecinas no ponen el pimentón hasta que ya han añadido la manteca blanca, por miedo a que se les queme y amargue, yo la verdad es que nunca he tenido ese problema, para algo se le echa el agua a la carne, así que os lo pongo tal y como lo hago yo.

Manteca colorá  con  lomo de cerdo

Ingredientes

1 kg de manteca blanca de cerdo, comprada o casera sacada de pella (receta aquí)

1 kg de lomo de cerdo, cortado en trocitos pequeños

1 hoja de laurel entera que se pondrá en la carne

Un poco de sal si no lleva ya la manteca

1 vaso de agua (200 ml)

Adobo para 1 kg de carne  (usando cucharas americanas, un poco más grandes que las nuestras)

7 u 8 ajos medianos, pelados

1 cucharada rasa de comino en grano

2  cucharadas colmadas de orégano

3 cucharadas rasas de pimentón dulce

50 ml de vinagre de vino  

½ vaso de agua (100 ml)

Mi madre siempre lo ha preparado echando de aquí y de allá a ojo pero yo a base de hacerla varias veces he conseguido por fin cogerle las medidas que me gustan y os las pongo en cucharadas americanas que son como las cucharas soperas nuestras pero un poco más grandes. Pero vamos que se puede echar de todo más o menos según el gusto personal.

Preparación

Lo primero es preparar el adobo de la carne moliendo todos los ingredientes en la batidora bien molidos. Mi abuela no pelaba los ajos porque le gustaba al untar la manteca que estuviesen los trocitos de cáscara pero yo la verdad es que prefiero pelarlos.

 La carne hay que trocearlas en pedacitos muy pequeños para que después se deshagan al untarlos en el pan.

Según los vayas cortando ponlos en una olla lo suficientemente grande para que quepa toda la carne y la manteca más tarde.

Añade el adobo, la hoja de laurel, la sal que estimes que necesita la carne (cuidado que algunas mantecas blancas traen ya sal) y un vaso de agua.

 Ponla a fuego fuerte hasta que arranque a hervir, en ese momento baja a fuego medio, tapa la olla y deja que la carne se ponga tierna.  El tiempo variará según la carne, el tamaño del corte, la potencia del fuego, etc… pero vamos yo la tuve más de tres cuartos de hora. No hay que despistarse si no quieres que se queme.

La carne debe quedar casi seca, sin agua, para que no se eche a perder la manteca así que cuando esté ya tierna destapa la olla, retira la hoja de laurel,  sube el fuego un poco y ve removiendo continuamente para que se evapore el caldo que pueda haber  e insisto: siempre con cuidado de que no se queme.

Una vez que la carne esté todo lo seca que sea posible vuelve a bajar el fuego y añade a la olla la manteca blanca para que se vaya derritiendo, pero con mucho cuidado de que no se vaya a quemar y coja mal gusto, vamos que en cuanto esté medio fundida recomiendo apagar el fuego y que termine de derretirse con el calor residual.

Una vez bien fundida la manteca y que se haya integrado con la carne viértela en los recipientes donde la vayas a guardar y listo. 

Cuando estén fríos del todo mételos en el frigorífico para conservarla.

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