Pinchos burgaleses: Cojonudas de morcilla y cojonudos de chorizo

Hace siete años desconocía bastante Burgos, quitando su preciosa catedral y el tópico de que hace mucho frío poco más sabía de la ciudad y de su gastronomía; de hecho una vez compré morcilla de arroz en un supermercado e intenté comérmela cruda en rodajitas cual morcilla ibérica de Ronda, como podéis imaginar aquello fue un desastre… con el añadido de que la citada morcilla no había visto Burgos ni en fotos... 

Bóveda estrellada del cimborrio de la catedral de Burgos

Pero por cosas que tiene el destino acabé emparejada con un burgalés y a base de ir de vinos y pinchos fui descubriendo cómo se come la morcilla de arroz de verdad: bien en forma de "cojonuda", o asada, o como relleno para pimientos fritos, o en el cocido, y muchas formas más que ya iré compartiendo. 
También fui descubriendo sus distintos matices pues sucede que según en qué carnicería las compres no tienen nada que ver unas con otras, unas son más mantecosas, otras tienen el grano más suelto, otras son más picantes…. pero citando a mi suegra la morcilla para que esté buena tiene que estar “mantecona, sosona y picona”. Luego también están las caseras como las que hace mi cuñada Begoña que esas están para chuparse los dedos pero son complicadas de conseguir como todo lo casero. 
Después fuera de la ciudad son muy recomendables las de Sotopalacios, las de Buniel y las de Vivar del Cid, por si alguna vez pasáis por uno de esos pueblos y queréis aprovechar.

Total que cuando volví de Burgos después de pasar las Navidades, me vine cargada con un botín de chuletillas de cordero y morcillas envasadas al vacío ideales para la dieta post Navidad... pero es que aquí abajo es complicado encontrarlas de la misma calidad.
De las chuletillas ya no queda ni rastro, se hicieron en la barbacoa y volaron. 

Sin embargo las morcillas las congelé y las voy racionando… aunque nada más volver a casa usamos una para hacer "Cojonudas" que son un pincho muy típico en Burgos y un clásico ya en mi recetario familiar desde hace varios años.
De estos pinchos existe también una versión con chorizo llamada “Cojonudo” y que también está bastante rico.

Según me contaron la Cojonuda fue invención del Mesón de los Herreros en la calle San Lorenzo de Burgos, aunque desconozco si será verdad o no, así que no se me enfade nadie si me equivoco.

Cojonudas de morcilla y cojonudos de chorizo

Preparación

Lo más complicado de este pincho es abrir los huevos de codorniz… a veces puede ser un poco complicado por lo duro de la cáscara... Si tuvieras un cortapuros sería lo ideal para abrirlos, pero como seguramente no lo tengas hay que cortarles con la punta de un cuchillo la parte de arriba y dejarlos como se ve en las fotos para las que amablemente ha posado mi novio, todo un experto :D 

Como se tarda un buen rato es mejor abrirlos todos de una vez y colocarlos en la huevera hasta el momento de hacerlos.

Corta el pan en rodajas y tuéstalo, así quedará crujiente para el pincho. Reserva. 

Corta el pimiento en tiritas y caliéntalas también. Yo como no tenía pimiento picante le eché unas gotitas de tabasco.

En una sartén con unas gotitas de aceite de oliva virgen extra prepara las rodajas de morcilla vuelta y vuelta un par de minutos por cada lado o hasta que estén a tu gusto. Lo mismo con el chorizo. 

También se podría hacer la morcilla en el horno envuelta en papel de aluminio para asarla, pero es más engorroso que hacerla en la sartén.

En otra sartén echa unas gotitas de aceite de oliva y prepara los huevos hasta que estén hechos a tu gusto. Lo suyo es que no se cuaje la yema para que al morder se reviente e impregne todo el pincho con su sabor, pero eso ya lo dejo a tu elección. 

Para montar el pincho pon primero encima de cada tostada una rodaja de morcilla o chorizo, encima un huevo y rematando el pimiento picante. 

Y sin más listos para disfrutarlos con un buen Ribera del Duero. 

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